jueves, 26 de septiembre de 2013

Let her go

- ¿Alguna vez sentiste que querías dejar de vivir?

- No.

- ¿Acaso alguna vez pensaste que tu corazón se ha vuelto oscuro?

-Jamás.

- ¿Cuántas veces enterraste tu rostro en tus huesudas rodillas intentando vencer a la tristeza?

- Ninguna.

- ¿Sentiste que te consumías? ¿Que te derrumbabas? ¿Que no podías seguir más?

- No, no. ¡Por el amor de Dios! No.

- Entonces...entonces. ¿Por qué me dijiste que cesase de llorar?

- Porque me importas. Tu me importas. Me desola pensar que tu dulce rostro tiene gusto salado porque lágrimas los han surcado.  Porque te quiero y me hace falta. Porque aún eres joven...

- Joven - susurra la muchacha desdichada -. La juventud ya ha quedado muy lejos para mí.  Se me ha escurrido entre los dedos. Me observa burlona porque la dejé a un lado. La menosprecié. Ahora la echo en falta...

- Solo necesitas la luz cuando se está consumiendo, solo echas de menos el sol cuando empieza a nevar, solo sabes que la quieres cuando la dejas marchar. Solo sabes que has estado bien, cuando te sientes de bajón. Solo odias la carretera cuando echas de menos tu casa, solo sabes que la quieres cuando la dejas marchar, y la dejas marchar. Pero tu no la has dejado ir, ella aún vela por ti. La juventud aún vive dentro de ti.  Sé joven a mi lado. Vive locamente, sonríe como nunca lo hiciste...

- ¿No lo entiendes? Yo ya no quiero eso. Solo quiero que mi llanto no sea silenciado, que pueda llorar sin ser interrumpida. Porque de algún modo soy feliz así.



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